Na tog mi gus an tuit mi
En A Costa da Morte hay varias leyendas sobre ciudades sumergidas, entre las que podemos destacar la ciudad de Duio (Fisterra); la de Gomorra, en la ría de Corcubión, que desapareció mientras sus habitantes disfrutaban de una gran comilona; la de Vilaverde, frente a la playa del mismo nombre en Moraime (Muxía); la de A Fonte de Ricamonde (Carnota), donde se dice que se esconde una ciudad romana, o la de Valverde, en la Laguna de Traba (Laxe).
A lo largo de la costa de la comarca (Costa da Morte) hay una serie de santuarios, la mayor parte de ellos situados en las puntas más salientes, que evidencian la cristianización de antiguos lugares de culto pagano.Tenemos así San Hadrián en Malpica; Santa Rosa, en Laxe; O Espíritu Santo, en Camelle; A Virxe do Monte en Camariñas; A Virxe da Barca, en Muxía; O Cristo de Fisterra; San Marcos, de Corcubión; A Virxe da Xunqueira, en Cee, y A Virxe dos Remedios, de Lira.Cada una de estas vírgenes y santos tienen su leyenda, que en la mayoría de los casos trata sobre su origen.
La leyenda de A Virxe da Barca está recogida en varios libros, habiendo algunas variaciones de unos a otros. Esta es la versión más extendida:
Durante las predicaciones del Apótol Santiago por la comarca, después de que por medio de su intercesión la ciudad de Duio (Fisterra) quedase sumergida, desapareciendo todos sus habitantes, como castigo por desoír las predicaciones del Apóstol y rendir culto al Sol, aquel se retiró a la solitaria costa muxiana, y allí, en A Punta de Xaviña, se paró a rezar y suplicar al Señor con la intención de que las gentes cesasen en sus hostilidades contra su predicación.
De repente, el Apóstol vio cómo una barca misteriosa se acercaba a la orilla, y en ella contempla a La Virgen llena de hermosura y majestuosidad.
La Virgen le da ánimos al Apóstol y le comunica el éxito de sus predicaciones en nuestra tierra, ordenándole que vuelva a Jerusalén, ya que su misión se había cumplido.La embarcación en la que llegó la Virgen a A Punta de Xaviña era de piedra, lo mismo que la vela y el timón, quedando allí despositada. La barca era A Pedra de Abalar y la vela A Piedra dos Cadrís.Cuenta también la leyenda que la Virgen, como muestra de amor hacia el Apóstol, le donó una imagen suya, a quien Santiago levantó un altar bajo aquellas piedras.
En A Costa da Morte hay una serie de lugares que por la riqueza legendaria que conservan se puede afirmar que allí se practicaba algún tipo de culto pagano. Esta religiosidad pagana hace referencia sobre todo al culto a las piedras.
Los intentos de la Iglesia católica para acabar con los cultos paganos fueron muchos; sin embargo, a pesar de las prohibiciones dictadas en concilios, homilías o amenazas de excomunión, no fueron capaces de terminar de una manera definitiva con estas creencias.Viendo el poco efecto que tenían las prohibiciones, la iglesia optó por cristianizarlos, dándole una versión cristiana a todo aquello que tenía un origen pagano.Existen en A Costa da Morte muchas piedras que fueron, o aún son, objeto de culto.El tipo de piedras que en esta comarca costera tienen o tuvieron relación con los cultos paganos son muy variadas.
Uno de los hechos que nos muestra la fuerza de estas antiguas divinidades es el interés que la iglesia católica puso en cristianizar estos lugares, lo que dio origen a santuarios tan importantes como el Cristo de Fisterra o la Virxe da Barca de Muxía.La piedra, para los primitivos, era símbolo de la invariabilidad, a diferencia de otros elementos de la naturaleza sujetos a cambios.
-Las piedras de abalar denotan creencias adivinadoras o cumplimiento de alguna promesa. A Pedra de Abalar de Muxía es, de todas, la más conocida.
Hay una creencia popular que dice que la piedra abala cuando quiere, y que cuando lo hace presagia una desgracia.
Cuentan que a mediados del siglo pasado, unos ladrones pretendían robar en el santuario y la piedra abaló sola, ahuyentándolos.Antiguamente existía la creencia de que la gente que movía la piedra tenía que estar libre de pecado porque, de lo contrario no abalaba.Los romeros que acuden a este santuario tienen como pretensión abalar la piedra, interpretando su movimiento como una buena disposición de la Virgen a conceder lo que se le pide.